jueves, 5 de mayo de 2011

El propósito de la educación

A bote pronto, me sobran 498 palabras para expresar el verdadero propósito de la educación: adoctrinar y uniformar. Siempre ha sido así. Luego podemos ser políticamente correctos y adornar con florituras nuestra teoría y nuestra práctica. En este intento, se delega la mayor parte de la responsabilidad en la escuela y en los padres, y solemos olvidar que se necesita a toda la tribu para educar a una sola criatura. No solo las familias y la escuela, también (y a veces sobre todo) los medios de comunicación, la educación no formal, las instituciones (bibliotecas, ayuntamientos, museos, centros sociales), la calle… son agentes educadores y conviene tenerlo en cuenta. No creo en el sistema educativo pero creo en las posibilidades y en las buenas intenciones de cada docente. Mi propósito cuando me pongo frente a mis alumnos cada día, es dar lo mejor de mí. Mostrar lo que soy. Ser un referente adoptando una postura de acompañante y facilitadora en el proceso de aprendizaje. Suscitar interés y entusiasmo por el mundo que les rodea. Que se conozcan y se quieran. Que sepan que son seres únicos e irrepetibles, prescindibles pero insustituibles. Que descubran sus talentos y los exploten. Que sean creativos y que aprecien la belleza. Que aprendan a comunicarse con los otros, a hablar en público y a escuchar. Que sean felices, darles herramientas para que sean capaces de plantearse metas y fluir hacia ellas. Que se diviertan. Que sean críticos y buenas personas. Empoderarles para hacer un mundo mejor (más humano y más bello). Y aunque no digo nada nuevo, maldigo al que inventó el libro de texto para coartar todo el potencial y creatividad que tienen esos pequeños gigantes. En este sentido creo que tenemos mucho que aprender de los sistemas educativos alternativos, como la Pedagogía Waldorf o el Método Montessori.

2 comentarios:

  1. Me encanta el artículo. Yo empecé igual, en la educación no formal (de hecho sigo siendo coordinador de tiempo libre)y me encanta la libertad que ofrece y lo cercana que puede llegar a ser a estas metodologías alternativas que planteas.
    La escuela tradicional tiene mucho que aprender mirando a algunos espacios de educación no formal (aunque también los hay igual de cerrados que la escuela).
    Un saludo

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  2. Gracias, Alvaro, por tu comentario.
    Es cierto que la educación no formal ofrece libertad y una cercanía con el alumno, con los padres... que en los sistemas complejos, desgraciadamente, se pierde. Ya que priman los plazos, el temario, el papeleo...
    Un saludo

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