He encontrado este hermoso texto, por casualidad, en este blog. Merece la pena leer la saga de entradas en las que el maestro Lázaro Valbuena habla a sus alumnos sobre la vida, el Universo y todo lo demás.
"Me han hablado de un maestro de pueblo, decía Lázaro Valbuena a sus alumnos, del que se cuentan glorias. Me han dicho que enseña a los niños cosas y más cosas. A hacer muñecos de plata con arcilla. A cantar jácaras con la lengua en blanco. A contar del uno al cien de mil en mil. A estudiar geografía a la pata coja para no tropezar con las fronteras. A comer mocos de infinitos sabores. A jugar al barquín-barcón entre los pupitres... Qué maravilla. Me han hablado de este maestro de pueblo. Daría casi todo el polvo de mis libros y la futura madera de mis huesos por conocerle. Por hablar con él. Por escucharle. Sobre todo por escucharle. Me han dicho, y estoy por creerlo, que cuando en la hechicera aula falta la tiza, tras hundirlo en el bolsillo corazón de su chaleco el profesor escribe con el dedo, blanco sobre negro, en la pizarra. Como untado en alma. Me lo han dicho. Y, fijaos en lo que yo os digo, estoy por creerlo. Sí, estoy por creerlo."
Paul
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